Mateando con Augusto Roa Bastos

. lunes, 23 de febrero de 2009
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Augusto Roa Bastos: sintetizando, nació en Asunción, Paraguay, en 1917 y murió allí en 2005. Conocido por las novelas Hijo del hombre y Yo el supremo, también publicó El naranjal ardiente y otros poemarios. Además de escribir se dedicó a escapar de las dictaduras que lo corrieron de Paraguay y de Argentina, antes de que en 1989 ganara el Premio Cervantes de literatura.
No, no, no puedo hacer reseñas serias... tampoco puedo no pensar en marihuana cuando pienso en Paraguay. ¿Qué le voy a hacer? En el librito que se aloja en la bibliotequita casera había algunas cosas mejores, pero me queda lejos. Tal vez en otra ocasión lo haga quedar mejor al señor este.










Silenciario


a la sombra del silencio
se oye el susurro de los orígenes
la curvatura del anhelo

como el sonido del humo
se oye en la neblina
la gárrula mudez de los muertos

retornan sin ruido los ausentes
doblan la esquina de los vientos
aparecen cubiertos de polvo

con la potencia de la hierba
crecen bajo el suelo de piedra
bajo suelas de piedra

Margen

en el borde interior de la página
en el blanco arenal que bordea
la selva de lo escrito
alguien espera en cuclillas con mirada de sordo
con ansiedad de miope
a que la palabra diga algo
en futuro arcaico en sonido
en voz propia
como el canto natural de los pájaros
o al menos como el ruido de un alfiler
cayendo de punta sobre la cresta
del mundo

Ñahatï-Vera

quién mejor que el paralítico
' de nacimiento
puede moverse como un relámpago
en el pensamiento perpetuo
' de la danza

únicamente el ciego no nacido
' a la luz increada
puede contemplar el espectro
' de los soles en fuga

sólo el inválido-ciego-sordo-mudo
' de la última hora
guarda la flor mágica de la juventud
en las yemas entre los labios
bajo el pelo canoso del alma

cubriéndole con sus pétalos
pusiéronle por lápida la sombra
de una libélula danzando en la lumbre
' del sol

éste que yace aquí no está más
se fue a nacer a otra parte
cansado de esperar a la que amaba

Apátrida

por mucho que oprima tus manos
tu harapiento fulgor
te vas de mí te fuiste
no vendrás en mi seguimiento
partido de ti huyendo hacia ti
deidad quimera ser cuyo nombre se escribe
con p de páramo en clave de agua
con ay de piélago

ahora mismo te siento
aullar a mis espaldas
seguidora implacable en tu irte
sacudiendo en la sombra
tu enjambre de sol
mis llagas como pulgas

en este instante aquí
tu ausencia soy
tu fuiste mi posteridad
tu antepasado seré
de noche cuando pasen los gatos
entre los vidrios rotos de las estrellas
cuando arde en el vacío
la lágrima seminal del solitario
me aferro a tus cabellos
largos como la angustia
calva deidad distante esfinge
gemela de la luna llena

el humo allá a lo lejos
mansamente llovizna su heredero rocío
hacia los cielos de arena de tus ojos
no existo para ti
tus miradas no recuerdan
lo que no ven

Diario

oye viejo licántropo
par-padre decrépito animal mío
jauría de dobles bajo una sola piel
no vayas a pretender
esta mañana o cualquier día
entrar de cuerpo entero
en el simulacro del pasado
en el laberinto inverso
' del porvenir

más real que tu cuerpo de espectro
es la sombra de tu cuerpo velado
amor-tajado en su disfraz
' de carnaval
caído de luces contra el reloj de sol
de este ruinoso castillo occitano
flotando en su roca entre las nubes
rodeado de cielo por todas partes

hay un hoy
más fijo que tu obsesión en penumbra
bajo bastardo de ningún mediodía
fuego seco bajo el agua cambiante flamante
de la tierra natal
miras pasar las nubes sobre el techo del río
distraído en recordar las sílabas
' de su nombre
en este mismo ayer
a la hora de siempre

Prueba de vida y más, sin metafísica, como el Estévez que veía Álvaro de Campos sentado en la Tabaquería que se inventó Pessoa,

. domingo, 22 de febrero de 2009
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Bueno, como acá todavía ninguno de nosotros se murió, se me ocurrió que podíamos hacer algo, así como antes se nos habrá ocurrido no hacer algo, con la mismísima lógica desligada de la lógica o deslogicada.
La idea que ronda en este momento, es largar algunos latinoamericanos. Yo sé que el saber es malvado. Blake también lo supo: "Me hallaba en una imprenta, en el Infierno, y vi el método por el cual se trasmite el conocimiento de generación en generación". Ahora, el que aprenda algo leyendo a estos tipos también lo va a saber.
Por hoy, nada más.